viernes, mayo 04, 2018
Recreación etnográfica en la IX edición de las Jornadas Etnográficas Pablo L. García Marrero.
Fasnia. Principios del siglo pasado.
Ya se veía ondear en altamar las velas del barco, que desde la isla de enfrente
venía a Tenerife. Llegaba al embarcadero, a Los Roques y allí atracaba. La mar
no podía estar muy fuerte pero tenía que haber brisa para que el velero pudiera
llegar. Traía semillas de papas, de garbanzos, de trigo,…
Milagros:Mi abuelo se ponía al acecho del barco velero y
entonces cuando lo veía asomar, cargaba a la burra y se iba pal embarcadero a
buscar las semillas para plantar y el abono; y a
llevar y a recoger el calado para mi abuela y mis tías.
En ocasiones quien iba al encuentro del velero eran
ellas, mi abuela y mis tías. Entonces mi madre era chiquita e iba con ellas
también, iban a buscar las telas y los hilos que le traían en ese barco para
realizar el calado el cual recogerían al mes siguiente de nuevo, si la mar
estaba buena. Cuando se iban, le decían: -“ pal próximo mes más o menos, si
está el tiempo bueno, vamos a estar aquí, por tal fecha”- y para entonces mi
abuela y mis tías ya tenían el encargo terminado. Una vez caló una colcha toda
calada con unas cruces de almud, que le decían así porque eran del tamaño de un
almud ¡Preciosa! Cinco pesetas recibió a cambio.
Mas tarde, un señor que le llamaban Rodrigo, de
Güimar, empezó a repartir los calados. En un caballo venía por todos los
pueblos, y dejaba las telas y los hilos y también les decía a las caladoras:
-“Yo quiero que me haga este paño de esta forma, con este calado”- y les dejaba
una postal para que las caladoras lo hicieran como estaba en la postal. Todo
esto fue en la época de mi madre.
Mela: Antes en las casa se veían los paños calados y las maderas
montadas, los bastidores en cualquier habitación, lo mismo calaban las madres
que las hijas, en Fasnia, en el Escobonal..." pa sacar algo pa los
gastos"El calado se hacía en las casas y era un medio de vida, se lo
enseñaban las madres a las hijas.
Milagros:¿Te acuerdas de Cándida que tenía una ventita. Ella
traía las telas y las repartía marcadas a las mujeres para que las calaran.
Luego estas se las devolvían ya caladas y ella les pagaba. Las bandejitas (
paneras) se pagaban a medio duro.
Mela: SI, Y también Felisa hacía lo mismo y repartía los calados
que también tenía una venta.
En mi casa calaban hasta las arañas y yo vivía con el calado …eso era una cosa
que daba mucho trabajo y pagaban poco, pero con una cosa y otra crie tres
hijos. Y bajaba para la costa que iba a hacerle la comida a mi marido, que
estaba trabajando y me quedaba allá abajo y calaba en un cuarto viejo que tenía
allí ¡AY mundo, mundo!
Recreación etnografica basada en entrevistas a Milagros
Rodríguez García y Joaquina Diaz Marrero (Mela) Caladoras de fasnia.