sábado, octubre 08, 2016
PABLO L. GARCÍA MARRERO
Había una luz, un corazón libre que soñaba con mostrar los orígenes a sus coetáneos, que quería ver a sus hijos sentir con orgullo el por qué de su existencia. Y les enseñó las fuentes, les guió por los senderos, les educó en la ética y en la dignidad. Y su legado traspasó el ámbito familiar y Los Montañeros de Uzapa continuaron su maravilloso andar entre los designios del Universo. Por eso cualquier actividad de este colectivo es coherente, hermosa, reconfortante, porque las luces que las alumbran son las que nuestro Pueblo necesita para encontrarse. Gracias Pablo por seguir marcando el rumbo.
Juan Antonio Jorge Peraza